Si has pasado tiempo últimamente en TikTok, probablemente te topaste con videos donde usuarios confiesan estar “adictos al cortisol”. Entre rutinas caóticas, jornadas eternas y “productividad tóxica”, este término ha ganado popularidad como una forma de explicar por qué algunas personas parecen incapaces de relajarse.
Pero ¿es científicamente válida esta adicción? Aunque no existe como diagnóstico médico, la “adicción al cortisol” refleja una verdad más compleja: la dependencia emocional al estrés crónico. En tiempos donde estar ocupado parece una medalla de honor, muchos normalizan el desbalance hormonal sin saberlo.
¿Qué es la «adicción al cortisol»?
La frase no aparece en manuales clínicos ni cuenta con respaldo como enfermedad reconocida. Aun así, en el terreno psicológico y mediático, se usa para describir a quienes viven en un estado constante de alerta y estrés, buscando (inconscientemente) estímulos que eleven sus niveles de cortisol —la llamada “hormona del estrés”.
Este patrón se asocia más con una adicción conductual: el cerebro empieza a relacionar el estrés con recompensas como validación social, sensación de logro o eficiencia. Así, el cortisol se convierte en una especie de “droga interna” que refuerza hábitos nocivos.
¿Por qué ocurre esta adicción al estrés?
La respuesta tiene que ver con cómo el cerebro aprende y se adapta. Cuando vivimos bajo estrés constante, el sistema nervioso simpático (el encargado de la respuesta de lucha o huida) se hiperactiva, haciendo que el cuerpo libere más cortisol de forma sostenida.
Con el tiempo, el malestar se vuelve familiar. El cuerpo, acostumbrado al estado de hiperalerta, entra en una especie de zona de confort disfuncional. Y sí, esto se ve reforzado por frases como “si no estoy estresado, siento que no estoy haciendo nada útil” —muy presentes en la narrativa laboral y académica de hoy.
Consecuencias de vivir con cortisol alto
El problema no es solo emocional. El exceso de cortisol impacta a todo el cuerpo. Estas son algunas de las consecuencias más comunes del estrés sostenido:
- Inestabilidad emocional y reacciones impulsivas
- Ansiedad y depresión sostenidas
- Insomnio o despertares frecuentes
- Problemas de concentración y memoria
- Trastornos digestivos y caída de cabello
- Mayor riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares
- En casos extremos: síndrome de Cushing, con síntomas como cara hinchada, joroba de grasa en la espalda y debilidad muscular
El fenómeno TikTok: cuando el estrés se convierte en identidad
La viralización de la “adicción al cortisol” en TikTok no es casual. Muchas personas, especialmente jóvenes, usan esta etiqueta como una forma de explicar su fatiga constante, ansiedad social o incapacidad para disfrutar el descanso. Es una forma de validarse, de encontrar comunidad en el caos compartido.
Pero ojo: romantizar el estrés puede ser peligroso. Cuando normalizamos vivir sobrecargados, estamos perpetuando un ciclo hormonal y psicológico que desgasta el cuerpo y la mente.
¿Cómo romper el ciclo del cortisol crónico?
La salida no es fácil, pero sí posible. Aquí algunas estrategias basadas en evidencia:
1. Reconocer el patrón
Ser consciente de que se está viviendo bajo un estado de alerta constante es el primer paso. Identificar qué situaciones disparan ese estrés puede ayudar a rediseñar tus hábitos.
2. Implementar técnicas de regulación
- Respiración profunda y meditación
- Mindfulness o atención plena
- Yoga o tai chi
- Terapias psicológicas centradas en el cuerpo (como somática o EMDR)
3. Mejorar el descanso
Dormir bien es fundamental. Establece horarios fijos, elimina pantallas antes de dormir y optimiza tu espacio para el descanso.
4. Alimentación y ejercicio
Consume alimentos ricos en vitamina C (kiwi, cítricos, bayas) y magnesio (espinaca, almendras, aguacate), que ayudan a equilibrar el sistema nervioso. Además, realiza actividad física moderada, sin caer en el sobreentrenamiento que también puede elevar el cortisol.
5. Redefinir el éxito
Cuestiona los mandatos de productividad. Descansar también es hacer algo. Establece límites, haz pausas y permite el ocio sin culpa.
Conclusión: el estrés no es una insignia de honor
La “adicción al cortisol” no es una patología oficial, pero sí un síntoma de una cultura que glorifica el agotamiento. Romper este patrón es una forma de resistencia y de autocuidado.
Si te sentiste identificado con lo que leíste, recuerda: estar en paz no significa ser improductivo. Significa estar vivo, sin estar en guerra contigo mismo.